jueves, 26 de enero de 2012

Manifiesto FEU Universidad Externado


 
El escenario actual de la lucha social en Colombia no puede ser más alentador: de un lado, el régimen despótico que nos ha gobernado desde la traición al Libertador Simón Bolívar, hace casi 200 años, enfila sus baterías en contra de los intereses del pueblo, de los más pobres, de los desarrapados, de los que nada tienen. De otro lado, este proyecto de esa élite bicentenaria ha estado acompañado siempre de una respuesta de resistencia y organización que ha variado según las circunstancias y los contextos históricos, pero que, en definitiva, ha encontrado a un pueblo que no ha parado de luchar, y que hoy parece haber alcanzado la luz necesaria que acabe con tanta oscuridad: la luz de la Unidad.

Desde la llegada de los invasores desde España, los habitantes de estas tierras han resistido la ocupación y el vilipendio de sus capacidades y oportunidades para llevar una vida buena y digna. Pijaos, Guanes y Caribes; Motilones, Yariguíes, Quimbayas y Tayronas, resistieron e incluso prefirieron morir antes que verse sometidos.

Así, la historia de la dominación ha variado en matices y en características propias de la transformación social, cultural y natural del territorio que hoy conocemos como Colombia, pero ha mantenido a la exclusión y la explotación como la base del desarrollo. Los esclavos negros, aun sintiendo ese profundo desarraigo del que fueron víctimas, los labriegos españoles sin tierra, los Comuneros españoles de los 1500 –que fueron expulsados del Reino y son los llamados vándalos que nos cuentan en los libros del colegio-, los indios que quedaron del etnocidio y permanecieron en resguardos, aquellos que resultaron de esa mezcla y ese encuentro forzado de civilizaciones; todos ellos, constituyen el motor social e histórico de una lucha de largo aliento que tan sólo hoy, cuando nos aprestamos a vivir el año 520 de la ocupación e invasión, parecen por fin encontrar los caminos que conducen a su propia unidad, que es, en definitiva, el peor enemigo del opresor.

Así que el contexto histórico es propicio para la transformación. Todo esto se ha juntado con la crisis estructural más potente del sistema capitalista de producción en sus 500 años de historia: la naturaleza agonizante, la democracia jamás alcanzada, la promesa del Progreso de los pueblos jamás cumplida, la crisis demográfica y, sobretodo, la legítima esperanza de los pueblos oprimidos del mundo, se unen hoy para ser el insumo y el argumento para pensar en que otro mundo, por fin, es posible.

En ese marco sorprendente y esperanzador, son muchos los caminos que podemos tomar, como estudiantes colombianos. Ninguno podrá –por dignidad y responsabilidad- estar cerca de la apatía o la indiferencia. Al contrario, debemos estar caminando en torno a la unidad amplia, abierta, pluralista y democrática que nos permita elaborar las estrategias largas de transformación y las tácticas prontas de acción concreta en pos de no perdernos en medio del caos y permitir así a los enemigos del pueblo llevar a cabo su macabro plan de extracción de plusvalía sobre la base de la extracción –como hace 500 años- de nuestros recursos naturales, que no son otra cosa que la sangre de nuestra tierra, el suelo de nuestros sueños y la tierra de nuestras oportunidades para vivir bien y mejor.

El modelo de desarrollo económico que se ha venido imponiendo en Colombia no pretende ser otro que la tabla de salvación de la crisis de acumulación global más profunda del sistema capitalista en toda su historia. El gran ciclo productivo de expansión que tuvo el sistema entre 1945-1968/72 ha generado a la vez una sobreproducción de mercancías, una especulación financiera sin antecedentes, un quiebre ideológico fundamental que reniega de los valores fundamentales de la Modernidad (Progreso, Democracia Liberal, libre mercado, Estado, competitividad, productividad, entre otros) y una crisis ambiental retenida por la incesante acumulación de capital que nos ha hecho voraces animales autodestructivos, en una historia que ni Goethe con el Fausto hubiera podido imaginar. Hoy es el aire el que se desvanece en medio del poderío de lo sólido.

Es por ello que debemos estar muy atentos: las luchas sociales en Colombia no se deben dejar dispersar y deben actuar, dentro de la diversidad, al unísono. El movimiento social colombiano debe hoy, más que nunca radicalizarse y tomar partido por una transformación no parcial, sino total del sistema que rige nuestras vidas. Dar la vuelta en nuestra mirada a los oprimidos, a las cosmogonías alternas que fueron silenciadas por la Modernidad –siempre postergada-. Somos la generación que debe dar las luces para la transformación de largo aliento de la que somos hijos –con Tupac Amarú y los Comuneros santandereanos, con Bolívar y con Sucre, con la Pola y con Manuelita, con Artigas y San Martín, con Martí y María Cano, con Allende y con el Ché, con Neruda y con Silvio, con Frida y con Diego, con Emiliano y Marcos, con Camilo y con Fidel y con todos los soñadores de una América libre, soberana y sobre todo Nuestra.

Allí se inscribe la lucha de la Federación de Estudiantes Universitarios. La misma que decidió en 2005 iniciar el rumbo que nos conduzca a los caminos de la Unidad, que en 2007 decidió militar en la Esperanza, y la que hoy, en el momento más importante de la lucha estudiantil declara que debemos luchar por una educación propia y liberadora que nos conduzca, por fin, a una segunda y definitiva Independencia. A luchar por el sueño de Bolívar hoy, transformándolo con los nuevos elementos a que tenemos hoy a mano y que deben servirnos para aunar esfuerzos y dar los insumos necesarios a la sociedad para su propia emancipación, para así, conocer el verdadero significado de la libertad.

Hoy por eso invitamos a todas y todos los estudiantes de la Universidad Externado de Colombia a dejar de lado la timidez, a abandonar definitivamente los miedos, a dejar en el olvido a la apatía para, de esa manera, trabajar mancomunadamente como compatriotas, como hermanos, como compañeros, como amantes de la vida. Para, dentro de la diversidad y la alegría que nos embarga como jóvenes, aportar en la deconstrucción de los elementos de la sociedad que nos dominan y nos subordinan para que, en ese proceso dialéctico, podamos construir bases, insumos y acciones que nos lleven por mejores derroteros, por destinos liberadores en un contexto de lucha como el que nos encontramos.

Podrán ustedes vincularse con la Federación dentro de los diferentes grupos de trabajo. En este momento contamos con el Colectivo más antiguo de la Facultad de Ciencias Sociales: la otrora Cátedra Nuestra América, que ha mutado para ser hoy el Colectivo Estudiantil Nuestra América, trabajando siempre por reivindicar, estudiar y accionar el pensamiento latinoamericano como baluarte para la emancipación y la transformación.

Además de Nuestra América, a la FEU pertenece el Observatorio Tierra y Paz, grupo académico que busca tejer lazos entre las ciencias sociales y los procesos sociales de lucha de las comunidades en contra del modelo de desarrollo imperante desde la primera década de nuestro siglo 21.

En esos términos, la FEU es consciente de la necesidad de unirse no sólo como movimiento estudiantil, sino también con otros sectores sociales que hoy enrumban sus luchas hacia la consolidación de un nuevo proyecto político, económico y cultural para un nuevo país. Por ello, estamos vinculados con uno de los más importantes movimientos sociales colombianos, la Marcha Patriótica, así como con la Coordinadora Nacional Agraria y Popular (CONAP), con quienes trabajamos y a quienes vemos como ese fuego que terminará por encender la llama misma de nuestra verdadera y definitiva independencia del poder moderno/colonial del capitalismo eurocéntrico globalizado. En abril asistiremos a la Constitución y Lanzamiento del Consejo Patriótico Nacional, donde se ratificará a la Marcha Patriótica como un Nuevo Movimiento Político, expresado como alternativa de poder y proyecto de emancipación.

Quedan entonces invitadas e invitados a unirse y mejorar los esfuerzos que ya deben empezar a dar frutos; en este año que comienza, que promete en su transcurso seguir generando grandes victorias al movimiento estudiantil y por supuesto al pueblo colombiano.

Por la Unidad del movimiento estudiantil.
FEU Externado
feu.externado@gmail.com